Mirad con diligencia cómo andéis
Camina con sabiduría y aprovecha las oportunidades que Dios te da. Efesios 5:15-17 nos llama a vivir con diligencia, entendiendo la voluntad del Señor y aprovechando bien el tiempo, aun en los días malos. ¡Descubre cómo andar sabiamente y cumplir Su propósito para tu vida!
ENSEÑANZAS
MELISSA TURNER
12/3/20249 min read
¡Mirad con diligencia cómo andéis!
Introducción:
¿Qué es el diligencia?
La palabra diligencia significa cuidado y prontitud en ejecutar algo. Pablo nos exhorta a mirar con atención cómo estamos viviendo. No es una sugerencia, sino un llamado imperativo a reflexionar y actuar de manera sabia y responsable. En un mundo lleno de distracciones y desafíos, necesitamos priorizar lo que verdaderamente importa: aprovechar bien el tiempo y vivir conforme a la voluntad de Dios.
Texto: Efesios 5:15-17
Contenido
Enseñanza
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
Efesios 5:15-17 (RVR1960)
El apóstol Pablo, en su carta a los Efesios, nos exhorta a vivir con propósito y sabiduría. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre cómo andamos en la vida cristiana, destacando la importancia de ser diligentes, sabios y conscientes del tiempo que Dios nos concede.
Contexto:
La importancia de andar con diligencia
Es un mandato que nos llama a estar atentos a cada momento presente, para ver los frutos que Dios quiere que cosechemos en el futuro. Es un imperativo no es optativo, es necesario mirar, atender, concentrarme en ejecutar lo que tengo delante de mí; como el ayer ya paso, en este presente que es el hoy es necesario, más que nunca, ser diligente puesto que podre ver resultados esperados en ese futuro que Dios me permitirá vivir.
Pablo nos recomienda:
Evitar con diligencia ser necio: En un mundo donde cada vez más personas se vuelven indiferentes y negligentes, es fácil caer en la trampa de no preocuparse por cómo van las cosas, ni hacer nada para mejorar la situación. Ser diligente significa actuar con propósito, sabiduría y compromiso, buscando siempre el camino correcto y evitando la necedad.
Buscar con diligencia la sabiduría: La búsqueda de la sabiduría también requiere diligencia. En un entorno lleno de apatía y descuido, donde muchos prefieren ignorar los problemas en lugar de enfrentarlos, debemos esforzarnos por adquirir conocimiento y discernimiento. La diligencia en este sentido nos impulsa a buscar soluciones, a aprender y a crecer, marcando una diferencia significativa en nuestro entorno y en nuestra vida.
El Apóstol Pablo nos motiva a ser diligente
Aprovechando bien el tiempo, aún si los días son malos
El tiempo es un recurso invaluable, un bien que no podemos almacenar ni recuperar, sino únicamente invertir o desperdiciar. A pesar de los desafíos o dificultades que podamos enfrentar en "días malos," la Biblia nos llama a aprovechar bien el tiempo, reconociendo que cada momento tiene un propósito en el plan de Dios.
Sin embargo, no todo el tiempo es igual. En las Escrituras, encontramos dos términos griegos que nos ayudan a comprender el concepto de tiempo desde la perspectiva divina: "Chronos" y "Kairós."
Chronos se refiere al tiempo cronológico, medible, como los días, horas y minutos. Es el tiempo que marca el ritmo de nuestra vida diaria.
Kairós, en contraste, denota "tiempos de oportunidad," momentos específicos que Dios prepara para que actuemos conforme a Su voluntad. Estos son instantes significativos que no dependen del reloj, sino de la dirección divina, y que ofrecen oportunidades únicas para el cambio, la acción y la obediencia.
De allí que como seres humanos podemos disfrutar de años de vida (Tiempo cronológico) y de momentos oportunos (Tiempos oportunos = Kairós) pues es Dios quien nos lo da.
El Tiempo que Dios Nos Da
Dios, en Su infinita gracia, nos otorga tiempo no solo para vivir, sino para rectificar, crecer y avanzar en Su propósito. En nuestra humanidad, todos hemos cometido errores; hemos hecho cosas que no debíamos o dejado de hacer lo que era necesario. Estos momentos deben llevarnos a reflexionar y a buscar una segunda oportunidad:
Una oportunidad para cambiar: Transformar nuestra vida y corregir el rumbo equivocado.
Una oportunidad para mejorar: Hacer las cosas con mayor excelencia y dedicación, honrando a Dios en nuestras acciones.
Una oportunidad para obedecer: Aprovechar los "Kairós" que Él nos presenta para cumplir Su voluntad y propósito en nuestras vidas.
Cada momento que Dios nos da es un regalo, una invitación a vivir de manera intencional y enfocada. Aunque no podemos controlar el paso del tiempo, sí podemos decidir cómo respondemos a las oportunidades que Él nos otorga. Es nuestra responsabilidad identificar esos momentos divinos y actuar con sabiduría, buscando agradarle y glorificar Su nombre en todo lo que hacemos.
Así como los días malos no detienen la obra de Dios, tampoco deberían limitar nuestra disposición para seguir adelante. Dios nos llama a redimir el tiempo, transformando lo ordinario en extraordinario a través de Su dirección. Aprovechemos, entonces, cada segundo con propósito, confiando en que Su plan es perfecto y que cada "Kairós" es una oportunidad para experimentar Su gracia y cumplir Su voluntad.
El Apóstol Pablo nos motiva a ser diligente
” En Sus manos están mis tiempos”.
Salmo 31:15 (RVR1960)
No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
Gálatas. 6:9-10 (RVR1960)
Es por ello que:
La impaciencia nos impulsa a adelantarnos a lo que deberíamos esperar en Dios, lo que puede conducir a errores que frustran y arruinan aquello que habría sido posible si hubiéramos confiado y aguardado con fe y sabiduría.
Como dice la Escritura: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8, RVR 1960). Y nos recuerda también: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1, RVR 1960).
La paciencia, guiada por la confianza en los tiempos de Dios, nos permite caminar en armonía con Su propósito.
Debemos Practicar La Paciencia Esperado En Dios:
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿Qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
Hechos 16:25-34 (RVR1960)
Hay acciones que trascienden el tiempo cuando caminamos con Dios, pues son para todo momento. Entre ellas se encuentran amarnos unos a otros, ayudar al necesitado en todas sus formas y predicar el Evangelio, un mandato que debe cumplirse "a tiempo y fuera de tiempo." Como declara el salmista:
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca” (Salmo 34:1, RVR 1960).
Asimismo, el apóstol Pablo exhorta: “Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2, RVR 1960).
Estas acciones reflejan nuestra obediencia y compromiso constante con la obra de Dios, independientemente de las circunstancias.
Debemos Hacer Lo Que Debe Hacerse:
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.
Santiago 5:7-8 (RVR1960)
Al Pasar El Tiempo, Se Puede Perderse La Oportunidad
La falta de fe puede hacer que perdamos las oportunidades que Dios pone delante de nosotros. Dudar de Su voluntad y de Su poder para obrar a través de nuestras vidas limita nuestra capacidad de responder a Su llamado: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1, RVR 1960).
El temor a nuestras propias limitaciones también puede frenarnos. En el libro de Éxodo, Moisés enfrentó las mismas barreras que muchos creyentes experimentan hoy:
Una percepción negativa de sí mismo.
Ignorancia de lo que Dios podía hacer a través de él.
Dudas personales.
Sentimientos de incompetencia.
Temor al fracaso.
Sin embargo, Moisés superó estos miedos y respondió al llamado de Dios, aprovechando cada oportunidad que le fue dada. Tú también puedes hacerlo.
Cuando Dios nos llama a servir, no depende de nuestras habilidades, sino de nuestra disposición. Él obra a través de nosotros, equipándonos con lo necesario para cumplir Su propósito. El Señor no busca a los más calificados; Él llama a aquellos que estén dispuestos a rendirse por completo a Su voluntad y confiar en Su poder transformador.
No Siendo Insensatos, Sino Entendidos
Conociendo la voluntad de Dios:
Para aprovechar las oportunidades que Él nos da, debemos buscar y conocer Su voluntad. Esto requiere fe, obediencia y confianza:
“Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17, RVR 1960).
¿Cómo conocemos la voluntad de Dios?
Ella se revela principalmente a través de Su Palabra, la oración y una relación de confianza constante con Él. En su forma más fundamental, la voluntad de Dios implica arrepentirse de nuestros pecados y confiar en Cristo como Salvador. Si aún no hemos dado este paso inicial, no estamos viviendo dentro de Su voluntad.
Al aceptar a Cristo por fe, nos convertimos en hijos de Dios (Juan 1:12), y Él anhela guiarnos en cada aspecto de nuestra vida (Salmo 143:10). Dios no oculta Su voluntad de nosotros; al contrario, desea revelarla. Su Palabra ya nos proporciona instrucciones claras y suficientes para seguir Su propósito.
Cuando un creyente abraza la voluntad de Dios, comienzan a evidenciarse cambios significativos en su vida, especialmente a través de la confianza en Él:
La confianza en Dios se manifiesta en un descanso interior.
La paz mental es fruto de confiar en Su control.
Todas las cosas son entregadas en las manos de Dios.
Se cumple con responsabilidad y fidelidad cada compromiso.
Se responde a nuevos desafíos con aprendizaje y determinación.
El apóstol Pablo lo expresó así:
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58, RVR 1960).
Sin buscar la voluntad de Dios, es imposible evaluar correctamente nuestro caminar diario. Esto nos impide recibir y aprovechar las oportunidades que Él pone en nuestro camino. Cada día debe ser vivido en comunión con Dios, en oración constante y atentos a Su guía (Efesios 4:13-15; Filipenses 3:12-14, RVR 1960).
Aplicación Personal
Reflexiona sobre tu caminar diario: Dedica tiempo a examinar cómo estás viviendo. Pregúntate si estás tomando decisiones alineadas con la voluntad de Dios o si estás actuando según tus propios deseos. Usa la Palabra de Dios como tu guía diaria.
Establece prioridades espirituales: Reconoce las áreas en las que necesitas confiar más en Dios. Prioriza la oración, la lectura bíblica y las acciones que glorifiquen a Dios en tu vida cotidiana.
Busca aprovechar cada oportunidad: Identifica momentos donde puedas mostrar el amor de Cristo a otros, predicar el evangelio y servir con humildad. Cada día es una oportunidad para ser un instrumento de Dios.
Confía en la voluntad de Dios: Aprende a esperar en Su tiempo y a no adelantarte a Su plan. Cultiva la paciencia y recuerda que Su propósito siempre es bueno y perfecto.
Actúa en fe: Toma decisiones sabias con confianza, sabiendo que Dios ha depositado en ti la capacidad de cumplir Su voluntad. Vive con esperanza y obediencia, reflejando Su luz en cada aspecto de tu vida.
Conclusión:
Surgen oportunidades cada día para cambiar nuestras vidas y las de los demás. Debemos vivir con diligencia, aprovechando cada momento y buscando cumplir la voluntad de Dios. No debemos perder las oportunidades que Dios nos da, aún en medio de estos días malos, este es el momento para vencer los gigantes que se nos quieran enfrentar; pues nada ni nadie me desviarán de las oportunidades que Dios me da.
Quiz: Mirad con diligencia cómo andéis
Instrucciones: Responde las siguientes preguntas basadas en la enseñanza de Juan 15:1-10 sobre cómo desarrollar nuestro potencial en Cristo.
Fundación Bíblica El Sembrado
Formamos en valores y principios bíblicos.
© 2024. All rights reserved.
Síguenos a través de Instagram en Estudio Bíblico Cristiano

