"Fe en acción: Una historia de integridad y oración"
En este inspirador relato, acompaña a Antonio, un empresario cristiano que enfrenta desafíos diarios que ponen a prueba su fe y sus valores. A través de breves pero profundas conversaciones con Dios, Antonio encuentra fuerza, humildad y dirección para caminar con integridad. Descubre cómo la oración puede transformar tus decisiones, darte paz en la adversidad y guiarte en momentos de éxito y fracaso.
REFLEXIONES DE VIDA
12/25/20244 min read
Antonio es un empresario cristiano que dirige una exitosa empresa de tecnología. Aunque su negocio prospera, constantemente enfrenta desafíos que ponen a prueba su fe. Cada situación complicada se convierte en un diálogo interno con Dios, donde su oración sincera y breve lo mantiene conectado con su Creador.
Una mañana, Antonio recibe una propuesta de negocio millonaria. Sin embargo, para concretarla, tendría que aceptar términos que comprometerían su ética. El cliente, un hombre influyente, le dice:
—Esto es solo un ajuste, nada ilegal. Todos lo hacen.
Antonio siente el peso de la decisión y se retira a su oficina. Cierra la puerta y, mirando por la ventana, susurra:
“Dios mío, ayúdame a ser íntegro. Dame el coraje para hablar la verdad, aunque pierda oportunidades. Prefiero caminar en Tu camino, aunque sea más difícil.”
Respira profundamente y regresa a la mesa de negociación. Con firmeza y respeto, rechaza la oferta.
Más tarde, uno de sus empleados más cercanos lo confronta.
—Antonio, siento que no valoras mis ideas. Parece que solo escuchas a quienes te adulan.
La acusación golpea su corazón. ¿Es posible que, sin darse cuenta, haya mostrado favoritismo?
Luego de terminar la conversación, se aparta y En silencio, ora:
“Señor, enséñame a escuchar con humildad. Dame sabiduría para liderar con justicia y amor, y corrige en mí lo que no está bien.”
Antonio manda a llamar al empleado, se disculpa sinceramente, le asegura que trabajará en mejorar su liderazgo y valora el punto de vista que le mostro.
Por la tarde, recibe un mensaje anónimo lleno de críticas hacia su empresa y su fe. Aunque sabe que no todo lo que se dice es cierto, las palabras lo hieren profundamente.
Mientras conduce a casa, conversa con Dios:
“Señor, no permitas que el juicio de los demás defina mi valor. Dame paciencia para amar incluso a mis críticos y fuerza para seguir adelante en Tu propósito.”
Se siente más ligero al recordar que su identidad está en Cristo, no en las opiniones humanas.
Esa noche, Antonio se arrodilla junto a su cama. El día ha sido largo, pero siente paz porque enfrentó cada situación con fe. Entonces, ora:
Dios mío,
Enséñame a hablar con valor y verdad, incluso frente a los poderosos, y a no buscar el favor de los débiles con palabras vacías.
Si me bendices con recursos, no permitas que pierda la alegría genuina; si me das fortaleza, no permitas que olvide la compasión.
Si alcanzara el éxito, protégeme de la soberbia, y si la humildad fuera mi lección, no me prives de la dignidad.
Ayúdame a ver más allá de las apariencias y a no juzgar a quienes no comparten mi perspectiva. Dame un corazón dispuesto a amar como Tú amas, y un espíritu que se examine a sí mismo con la misma rigurosidad que evalúa a otros.
No permitas que me deslumbre con los triunfos ni que caiga en desesperación frente a los fracasos. Recuérdame siempre que el fracaso es la preparación para un éxito mayor en Tus planes perfectos.
Enséñame que la verdadera fortaleza se muestra en la paciencia, y que el deseo de venganza es una sombra de debilidad.
Si me privas de lo material, déjame la esperanza firme en Ti; si me quitas el reconocimiento, dame la perseverancia para seguir adelante. Y si alguna vez la salud me abandona, fortalece mi fe para que confíe plenamente en Tu voluntad.
Cuando falle a otros, dame el coraje de pedir perdón. Cuando otros me hieran, concédeme el poder de perdonar con sinceridad.
Si en algún momento mi corazón se aparta de Ti, no permitas que el Tuyo se aleje de mí. Búscame, rescátame y guíame de regreso a Tu amor infinito.
Amén.
Reflexión Final:
Aunque la historia del empresario cristiano no es real, representa la experiencia de muchas personas alrededor del mundo que viven su fe en medio de desafíos cotidianos. Estas personas han aprendido que la conexión espiritual con Dios no es algo abstracto, sino una realidad viva que se cultiva día a día, a través de una relación auténtica con Él.
En este caminar, el discernimiento y la fortaleza nacen de una comunión profunda con el Creador, en la que cada conversación, cada oración y cada pensamiento es un acto de confianza y entrega.
La oración presentada en la historia es hermosa y llena de significado, pero más importante que las palabras mismas es el acto sincero de comunicarnos con Dios desde lo profundo de nuestro corazón. No importa si nuestras palabras son poéticas o simples; lo que realmente importa es que sean genuinas y reflejen nuestra verdad interna. Dios no busca un lenguaje perfecto ni frases bien estructuradas, sino corazones abiertos y dispuestos a dialogar con Él con humildad y honestidad.
Así como el empresario de nuestra historia, todos podemos acercarnos a Dios con nuestras preocupaciones, agradecimientos y peticiones, confiando en que Él escucha y responde. Que esta historia sea un recordatorio de la importancia de mantener viva nuestra relación con Dios, permitiendo que Su presencia transforme cada aspecto de nuestra vida.
Preguntas para Reflexionar:
¿Cómo manejas las situaciones que ponen a prueba tu fe y tus valores en tu entorno laboral o personal?
¿Qué papel juega la oración en tus decisiones diarias?
Cuando enfrentas críticas o juicios injustos, ¿cómo buscas mantener tu identidad en Cristo?
¿Qué significa para ti actuar con humildad y dignidad en momentos de éxito?
¿De qué manera puedes demostrar tolerancia y perdón hacia quienes no comparten tus puntos de vista o te han causado daño?
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