El Vuelo Hacia la Voz Interior
Dios nos da oportunidades para reflexionar y corregir nuestro camino. Como Carlos aprendió, la vida no se trata de vivir con medias verdades, sino de entregar nuestro corazón completamente a Dios. Hoy es el día de examinar nuestro interior y responder a Su llamado.
REFLEXIONES DE VIDA
1/15/20254 min read
Carlos estaba sentado en la sala de espera del aeropuerto, revisando distraídamente su teléfono mientras esperaba abordar un vuelo crucial para una importante reunión de trabajo. De repente, su teléfono sonó. Al mirar la pantalla, vio que era su madre. Con un suspiro resignado, contestó, sabiendo que ella, fiel a su amor y devoción, siempre aprovechaba cualquier momento para recordarle sobre su fe.
—Hijo, ¿Cómo estás? —preguntó con su tono cálido y familiar.
—Bien, mamá. Todo listo para mi vuelo.
Tras una breve pausa, ella continuó:
—Carlos, solo quiero recordarte algo: no endurezcas tu corazón a la palabra de Dios. Tú has conocido la verdad desde pequeño, y sé que Él ha obrado en tu vida. Nunca te olvides de quién eres en Cristo.
Carlos sonrió con una mezcla de incomodidad y ternura.
—Mamá, yo amo a Dios, pero la vida es complicada. Falla uno... Es como es.
—Hijo, —dijo su madre con firmeza, pero con amor— recuerda que el Señor no te abandona, pero tú tampoco lo abandones a Él.
Carlos murmuró un "lo sé, mamá", más para terminar la llamada que por convicción, y colgó. Mientras subía al avión, las palabras de su madre resonaban en su mente. "Yo amo a Dios, pero la vida es como es. No puedo ser perfecto.
El vuelo comenzó tranquilamente, con el murmullo de los motores y el suave balanceo de las nubes. Carlos miraba por la ventana, tratando de distraerse de sus pensamientos. Pero de repente, un ruido ensordecedor sacudió la calma. Uno de los motores comenzó a echar humo, y el avión se tambaleó violentamente.
Carlos, sentado junto a la ventana, vio el motor fallar y sintió el miedo apoderarse de él. El pánico se extendió entre los pasajeros mientras el avión descendía rápidamente. Las máscaras de oxígeno cayeron, y Carlos, con el corazón acelerado, recordó las palabras de su madre: "Ora con sinceridad."
En ese momento, entre la confusión y el miedo, Carlos cerró los ojos y oró como nunca antes:
—Señor, perdóname por vivir con un corazón dividido. Si me das una oportunidad más, te seguiré de verdad.
Minutos después, el avión logró estabilizarse y realizar un aterrizaje de emergencia. Cuando el capitán anunció que todos estaban a salvo, los pasajeros estallaron en aplausos y gritos de alegría. Muchos lloraban y exclamaban:
—¡Dios es bueno! ¡Nos ha salvado!
Carlos, aún temblando, llegó a su hotel y llamó a su madre para contarle lo sucedido.
—Mamá, casi no lo cuento. Fue un milagro que estemos vivos.
Con voz serena, su madre respondió:
—Hijo, Dios escucha las oraciones sinceras. Él tiene un propósito para tu vida, y hoy te ha dado otra oportunidad para buscarlo de todo corazón.
Esa noche, agotado pero reflexivo, Carlos se quedó dormido.
En su sueño, Carlos se encontraba en un mundo caótico, donde las personas corrían desesperadas y gritaban:
—¡Se han ido! ¡Dios se llevó a los suyos y nos dejó aquí!
Carlos trató de entender lo que estaba pasando, pero pronto se dio cuenta de la verdad: había quedado atrás. Recordó las advertencias de su madre y sintió un peso abrumador en su corazón. Entre lágrimas, gritó:
—¡Dios, perdóname! ¡Dame otra oportunidad!
De repente, una voz resonó en su interior, clara y poderosa:
"¿De qué sirve que me salven la vida, si pierdes tu salvación?
Carlos despertó sobresaltado, con lágrimas en los ojos. Estaba de nuevo en su cama de hotel, pero algo dentro de él había cambiado. Recordó las palabras:
"Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno." (Salmo 139:23-24)
El sueño había sido un llamado claro. Dios le estaba mostrando que no podía seguir postergando su decisión. El tiempo de la gracia estaba disponible ahora, pero no lo estaría para siempre. Carlos se arrodilló al pie de su cama, y con un corazón lleno de arrepentimiento, oró:
—Señor, gracias por darme otra oportunidad. Hoy decido buscarte con todo mi corazón.
Reflexión Final:
La historia de Carlos nos recuerda que nuestras vidas están llenas de oportunidades para buscar a Dios de todo corazón. Como dice el Profeta:
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55:6).
Las pruebas y las crisis pueden ser despertadores que nos llaman a reflexionar sobre nuestra fe y nuestro compromiso con Él.
Como dice Hebreos 3:15: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.” No podemos vivir con una fe a medias, confiando en nuestras fuerzas y dejando a Dios en un segundo plano. Él nos llama a rendirnos completamente, a examinar nuestro corazón y a caminar en obediencia, sabiendo que el verdadero propósito de la vida no es solo preservarla, sino vivirla para Su gloria.
Dios en Su amor nos llama constantemente, pero el tiempo para responder no es eterno. El mensaje es claro: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Si estás leyendo esto, considera el llamado de Dios en tu vida.
Preguntas para Reflexionar:
¿Qué áreas de tu vida necesitan ser entregadas completamente a Dios?
¿Cómo estás respondiendo a las advertencias amorosas que Dios pone en tu camino?
¿Qué pasos prácticos puedes tomar hoy para fortalecer tu relación con Dios y vivir con un corazón sincero?
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