"El Gozo de la Buena Noticia"
En una noche aparentemente ordinaria, en los campos de Belén, un grupo de pastores fue interrumpido por un mensaje extraordinario. Un ángel del Señor se presentó ante ellos con un anuncio que resonaría por generaciones: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo” (Lucas 2:10). Este énfasis en el gozo no es casual; representa la esencia del Evangelio: un gozo profundo y eterno que viene de Dios.
DEVOCIONALES
12/22/20243 min read
Texto Bíblico:
Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.
– Lucas 2:8-11 (RVR 1960)
Aplicación:
Reflexiona sobre tu fuente de gozo. Toma tiempo para examinar si tu alegría proviene de las circunstancias externas o de tu relación con Dios.
Comparte las buenas nuevas. Así como los ángeles proclamaron el mensaje de gozo a los pastores, estamos llamados a compartir el Evangelio con otros, recordando que es un mensaje para todo el pueblo.
Busca permanecer en Cristo. Dedica tiempo a la oración y a la lectura de la Palabra de Dios. Permite que estas prácticas alimenten tu fe y renueven tu alegría.
Recuerda que tu gozo está asegurado. Nada en este mundo puede separar a los hijos de Dios de Su amor. Este es el fundamento del gozo eterno que Cristo promete.
Ora para que Dios renueve en ti el gozo de tu salvación, como lo expresa el salmista: "Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente." (Salmo 51:12).
Oración:
Señor, gracias por el gozo eterno que nos has dado a través de Jesucristo. Ayúdame a permanecer en Tu amor, a recordar la Buena Noticia cada día y a compartirla con otros. Llena mi corazón con Tu gozo para que pueda vivir una vida que refleje Tu gloria. Amén.
En esta escena, los pastores estaban vigilando sus rebaños durante la noche, una tarea humilde y rutinaria. De repente, un ángel del Señor apareció con un mensaje que cambiaría la historia de la humanidad: el nacimiento de un Salvador. Este anuncio no fue entregado en un palacio o ante líderes poderosos, sino a pastores comunes, recordándonos que el mensaje del evangelio es para todos, sin importar su posición social o condición.
El anuncio del nacimiento de Jesús a los pastores es un recordatorio profundo de que el gozo auténtico y eterno tiene su fuente en Dios mismo. Los pastores, humildes trabajadores, fueron escogidos para recibir las buenas nuevas que transformaron el mundo. En un instante, el cielo rompió su silencio, trayendo un mensaje que cambiaría sus vidas: ¡El Salvador había nacido!
El ángel comienza con una frase clave: "No temáis". En momentos de incertidumbre o temor, Dios siempre nos asegura Su presencia y Su plan de redención. Estas palabras nos invitan a descansar en la seguridad de que Dios está con nosotros, incluso en las circunstancias más ordinarias o difíciles.
La noticia que los pastores recibieron es descrita como "nuevas de gran gozo". La palabra “gozo” escrito en griego (chara (χαρά), utilizada aquí, también aparece en el mensaje de Jesús en Juan 15:11: “Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” Este no es un gozo pasajero o dependiente de las circunstancias, sino una alegría que nace de una relación viva con Dios y de permanecer en Su amor.
El gozo que Cristo ofrece no depende de las circunstancias. No es algo que fluctúe con los altibajos de la vida, sino que es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), una obra divina en el corazón de quienes reciben y permanecen en Su amor. Es el gozo que los ángeles proclamaron aquella noche gloriosa, el gozo de saber que Dios está con nosotros y ha provisto salvación para todos los que creen.
Reflexión:
¿Estamos viviendo con el gozo que viene de esta Buena Noticia? A veces permitimos que las preocupaciones y las pruebas roben la alegría que Dios quiere que experimentemos. Sin embargo, al recordar el mensaje del ángel y las palabras de Jesús en Juan 15:11, podemos aferrarnos a la verdad de que nuestro gozo no está arraigado en lo que ocurre a nuestro alrededor, sino en la persona y la obra de Cristo.
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