Dios Eterno: Nuestra Seguridad en Medio del Cambio

El Salmo 90, atribuido a Moisés, es un canto de reflexión sobre la eternidad de Dios y la fragilidad humana. En el versículo 2, Moisés declara una poderosa verdad: Dios es eterno, inmutable y soberano, el creador del mundo y aquel que existe desde siempre y para siempre. Este versículo no solo es una afirmación de quién es Dios, sino también una promesa implícita de que Su naturaleza eterna y constante es una fuente de seguridad para Su pueblo.

"Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios."
— Salmos 90:2 (RVR1990)

Análisis de la Promesa:

1. La Eternidad de Dios:
   Este versículo nos recuerda que Dios no tiene principio ni fin. Antes de que existiera el mundo, Dios ya era Dios. Su naturaleza eterna es un contraste absoluto con la vida humana, breve y limitada. Esto significa que, mientras nuestras vidas son pasajeras, el carácter de Dios permanece constante.

2. La Soberanía Creadora de Dios:
   Moisés menciona específicamente a los montes y la tierra, símbolos de estabilidad y grandeza en el mundo natural, para destacar que incluso estas maravillas son obra de Dios. Esto implica que todo lo que existe está bajo Su control.

3. Una Promesa Implícita de Seguridad:
   Al afirmar que Dios es eterno y el creador de todo, encontramos la promesa de que Su amor, Su fidelidad y Su poder no cambian. Así como Dios fue fiel a las generaciones pasadas, también lo será con nosotros y con las generaciones futuras.

4. La Inmutabilidad de Dios en Medio del Cambio:
   Mientras el mundo y nuestras vidas cambian constantemente, este pasaje asegura que Dios no cambia. Podemos confiar en Su carácter y Sus promesas porque Él es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).

Aunque nuestras vidas son como un vapor que se desvanece, Su presencia y cuidado permanecen para siempre. En un mundo lleno de incertidumbre, este versículo nos recuerda que Dios no solo creó todo lo que existe, sino que permanece fiel a Su creación.

Jesús mismo nos llama a confiar en la constancia de Dios: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán." (Mateo 24:35). Este es un recordatorio de que nuestra seguridad no se encuentra en lo temporal, sino en el Dios eterno que no cambia.

Desafío Diario:

1. Confía en el Dios Eterno: Reflexiona hoy sobre los aspectos de tu vida que parecen inciertos. Entrégaselos a Dios, sabiendo que Su eternidad y soberanía son un ancla firme en medio de los cambios.

2. Alaba Su Constancia: Dedica un tiempo para agradecer a Dios por ser el mismo desde siempre, confiable y fiel en cada etapa de tu vida.

3. Descansa en Su Soberanía: Cuando enfrentes desafíos, recuerda que el creador de los montes y la tierra también es quien sostiene y dirige tu vida.